Premio Jordi Cebriá a la mejor comunicación: Transformando un incidente organizativo en una oportunidad de formación en comunicación en equipo. Autores: Gloria Guerra de la Torre, Pilar Aguilar.
Premio Jordi Cebriá al mejor relato: Encuentro con la vida. Autor: Juan Manuel Mendive Arbeloa.
Encuentro con la vida
Era tarde y hacía frío. Debían de ser cerca de las 8 y hacía ya un buen rato que Carlos se había quedado absorto en la lectura de un artículo científico . Se trataba de una revisión sobre el tratamiento más actualizado del infarto de miocardio para médicos de familia. Claro Carlos necesitaba tiempo y no tenía. Él sabía que en breve debería de hacerse cargo de la salud de muchas personas sin tener una supervisión. Él iba a ser el responsable si algo pasaba… si algo iba mal… Pero … ¿ por qué iba a ir nada mal?. Siempre quiso ser médico. Lo tenía muy claro desde que era un chaval.
Aquella enciclopedia médica por fascículos cuando tenía 14 años fue una premonición.
- De mayor quiero ser médico,Dijo un día en el colegio cuando le preguntaron . Después poco a poco él sólo se fue convenciendo de que ciertamente su futuro iba a ir vinculado con la salud de las personas.- Carlos, te llaman al teléfono desde recepción !- Sí… sí,… ahora mismo voy para allá.
Debía de tener cerca de los 90 años.. o quizá más. Fue lo primero que me vino a la cabeza cuando ví a aquella mujer quieta, muy quieta …. sentada delante del televisor con la mirada perdida en una vida ya lejana .
Doctor… es que he llegado… y me he encontrado a la abuela que no responde,… ni habla ,… ni se mueve… y me he asustado mucho…. .Hace un par de horas que la he dejado bien,… mire… se había tomado un vaso de leche con unas galletas… y le he dicho que enseguida volvía…. Más vale que ha llegado tan rápido doctor… ¿ qué cree que le ha pasado a la abuela ?
Carlos se quedó mirando a aquella mujer tan quieta… tan tranquila… y un pequeño escalofrío recorrió toda su espalda.
Allí estaba él …sólo. Delante de una situación nueva que nadie le había avisado que se iba a encontrar todavía. Miró a la hija,…unos ojos que buscaban , una mirada con signo de interrogación a cualquier pequeño gesto que él pudiera realizar, a cualquier cambio de actitud… a cualquier sombra de emoción .
Lo siento… pero … su madre… ha fallecido…
Pero,… doctor… ¿¿ qué dice ?? No puede ser … ¡¡¡ Si hace un momento estaba bien ¡!! No , no, debe de ser que se ha quedado un poco mareada por algo,… o que a lo mejor se ha quedado dormida con los ojos abiertos… Mire… ya una vez le pasó eso doctor, mire… mire, …¿ ve como respira ?
Carlos llegó incluso a dudar de lo que acababa de decir, …del trágico diagnóstico . ¿ Sería verdad lo que decía la hija ? ¿ Estaba viva la abuela? Pero, no, no podía ser… a ver…
No , no hay pulso…al auscultar el corazón no se oye… no parpadea… ni siquiera acercándole el bolígrafo al ojo… pero… ¿ y si fuera algo pasajero? …¿ .Había que hacer algo más ?... Esa era la pregunta …¿ Había que hacer algo más? ¿ Cuánto habría dado Carlos en aquel momento con ser uno más… uno más entre aquellos grupos de médicos , arriba y abajo… pasillos largos en días interminables en el hospital.
Carlos supo entonces que nada iba a ser fácil . El encuentro diario con la muerte como parte del vivir, como amenaza continua ante la superación , ante la vida, iba a estar presente cada día. Carlos ya lo sabía. Lo sabía mucho antes y ya fue consciente cuando estudiaba unos años atrás.
Aquel hombre tenía unos 40 años . Llevaba ropa de deporte : camiseta y pantalón corto y zapatillas deportivas. Casi no pudo verle la cara porque una nube de brazos dentro de unas batas blancas lo tapaban todo. Sólo duró unos minutos. Demasiado poco. ¿ Cómo puede ser ? Carlos pasó horas y horas sacudido por un escalofrío que le perseguía por la espalda . Aquel hombre acababa de llegar en una ambulancia y lo habían dejado en urgencias del hospital. Ya está, pensó, ahora aquí dentro con los adelantos médicos actuales todo irá bien…Suerte de la ambulancia con ese traslado tan rápido…Pero no, no lo entendía ¿ cómo podía ser? Habían hecho masaje cardíaco unos minutos y, de repente , aquella nube de brazos blancos se despegó de la camilla.
Pareció, de repente, como una bandada de gaviotas espantadas alejándose con rapidez ante el acecho del peligro. Aquel deportista derrotado se quedó sólo sobre la camilla y pudo verlo…
Todavía estaba caliente… no podía ser… ¿ ya estaba todo hecho ? ¿ nadie iba a hacer nada más ? ¿ y los adelantos médicos…? … Seguro que aquel hombre tenía una mujer y unos hijos… No tenía más de 40 años… ¿ quién sería …?
¡ Carlos !... ¡ Qué miras ! … ¡¡ Acompáñame que nos llaman de intensivos !!Es que yo… no sé… estaba pensando en este pobre hombre…. Me parecía que quizá no se ha hecho todo lo que se podría hacer… estamos en un hospital y con los medios de hoy día…Carlos… mira… ese hombre entró ya muerto al hospital… Nosotros no podemos resucitar a los muertos…Ya, claro… nosotros no podemos resucitar a los muertos…
Carlos miró a la abuela y, nuevamente notó el mismo escalofrío. Un escalofrío rápido, un escalofrío que le recorrió toda la espalda y le salió por la cabeza …Entonces sintió una necesidad de dar afecto, de sentirse cerca de esa injusticia de la vida que es la muerte, de sentirse cerca de esa mujer que tenía todavía un interrogante perdido en una respuesta de esperanza que no llegaba. Entonces Carlos cogió de la mano a la señora y con voz entrecortada por la emoción le dijo:Lo siento señora ... pero la abuela… está muerta …como le he dicho…, no hay duda.
Premio especial Jordi Cebriá: LIP DUB Hortelano; "Relato" de una experiencia. Cristina González, Mónica Coll y unas 40 personas más. http://www.youtube.com/watch?v=dGkfdHOzkNY
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